TXT:Judith Guzmán Foto: Donna Espinosa
@judi_jude
Un festival más toca tierras tapatías, esta vez de manera interesante. Para los que no conozcan el concepto de este “Indio Emergente”, brevemente se los platico: Durante tres días, de manera simultánea, en tres ciudades de la república (Puebla, Querétaro y Guadalajara), se tendrá un cartel que irá rotando entre las tres locaciones; la idea es sencilla: congregar la vista a la marca que realiza la gestión de este proyecto para que los ojos y los riñones se alimenten de un único líquido por 3 días. Para algunos una propuesta muy lejana a su confort, para otros un festival gourmet-intimo y delicattessen. Para mi, una oportunidad más de presenciar agrupaciones que por primera vez se presentan en México.
Para inaugurar Guadalajara, The Zombie Kids rompieron el silencio con su sonido fiestero, apto para un viernes por la noche. La velada iniciaba bastante íntima y el frío se sentía acogedor en el lejano Rancho que daba la bienvenida a los melómanos que timidamente se acercaban al escenario. El lugar está logísticamente armado, con espacios de comida, suficientes baños móviles, lugares de descanso e instalaciones tanto en arte visual como en botánica y pintura.
Descartes a Kant, pasa a la cancha, con un escazo público, pero muy atento a su sonido, abren su espectáculo con su ya conocía entrada del llamado a caballos. Entre su set list, escuchamos canciones de sus pasados discos y algo del nuevo II Visore Lunatique, disco que sacaron en el 2012, sus nuevas composiciones mantienen las letras en inglés y el sonido carnavalesco. Entre coreografía, performance y sampleos los Descartes a Kant provocó en el íntimo público los aplausos a su sonido ya identificado como caótico, no demeritado de ser composiciones de sonido novedoso y complejo, no apto para cualquier oido. Y siempre con la hermosa presencia de sus tres integrantes femeninas, que desgarran el escenario. Esperados por la audiencia, Portugal. The Man se posesiona del escenario. De escasas palabras pero gran energía, ponen a corear a los presentes, la intensidad de su vocalista genera conmoción colectiva. Una de las cosas más representativas de este grupo son las líneas melódicas de voz, el delicado Hammond, la fuerza en el bombo, los toms de piso, los cuales un par de ocaciones se cayeron por la intensidad con la que su guitarrista y percusionista le pegaba. Caprichosamente, unen The Devil con una versión muy poderosa y extendida de Helter Skeleter, lo cual hizo al público reventar en alegría. Cosa curiosa, como pocos bajistas, este deliraba junto al sonido de su instrumento y fue el único que agradeció al público mexicano por ser esta, la primera vez en México. Al finalizar su set, Sleep for ever terminó con el coro de Hey Jude, todo para compartir su fanatísmo por los Beatles.
The Shins nos proyecta la portada de su último disco Port of morrow. El plato fuerte de la noche sale a lucir su espectáculo y el público se queda a la espectativa, no estoy muy convencida si después de un duo fan fuerte y energético como Descartes a Kant y Portugal. The Man, poner a The Shins haya sido la mejor opción, quizás por el hecho de que su música es un tanto melosa, sutil y alegre, la fuerza que el concierto traía decayó un poco y sólo aquellos fieles fans coreaban canciones como Phantom Lip y Simple Song. La noche seguía siendo corta y pasando brevemente la media noche el festival terminaba con el encore de 3 canciones que The Shins le dedicó a sus fans, a ser esta su primera vez en México y se despidieron prometiendo vovler.
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